Impacto económico y social de la Tuberculosis: un problema de equidad y justicia social
- reliasmelgen
- 25 jul 2020
- 3 Min. de lectura
La Tuberculosis es una enfermedad tan antigua como la humanidad y continúa siendo hoy día un importante problema de salud, que afecta principalmente a los más pobres y que contribuye además a incrementar la pobreza de los afectados.
Con un origen multifactorial, en donde los factores de índole social, económico y cultural son de significativa trascendencia; encuentra en la pobreza, hacinamiento, exclusión social e inequidad, condicionantes que dificultan su control. La población más vulnerable desde el punto de vista social y económico es la que presenta mayor riesgo a padecer y morir por Tuberculosis.
De acuerdo a la Organización Mundial de la salud (OMS), cada año se presentan en el mundo alrededor de 9.6 millones de casos nuevos y 1.5 millones mueren por esta enfermedad; el 95% de los casos y muertes se registran en los países de ingresos bajos y medios.
Padecer Tuberculosis es además un factor de empobrecimiento, por la reducción de ingresos familiares y la intensificación de gastos sanitarios asumidos por las familias; se ha evidenciado la importante carga económica que representa enfermar por Tuberculosis, tanto para el paciente como para sus familiares.
De acuerdo a la OMS, República Dominicana presenta una importante carga por Tuberculosis y con un elevado porcentaje de pacientes que además de padecerla, también padecen del VIH/SIDA. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) para el año 2018 el índice de hogares pobres era de 32% y de indigentes 13%.
Varias investigaciones realizadas en el país, reflejan que la población afectada por Tuberculosis presenta un bajo nivel social y económico y la carga económica que representa esta enfermedad para la familia muy elevada. Algunos resultados de estas investigaciones son las siguientes:
1.- El nivel de escolaridad de los pacientes y/o del jefe familiar generalmente es muy bajo, entre un 50 - 80% no han completado el nivel primario de escolaridad.
2.- El 60% de los pacientes al enfermar por Tuberculosis han tenido que dejar de trabajar, afectando su nivel de ingreso; el porcentaje de pacientes sin ingresos fijos antes y luego de enfermar por Tuberculosis aumenta de 1.0% a 54.0%.
3.- El 47.9% de los afectados han tenido que dejar de trabajar por más de 6 meses y como consecuencia de esta pérdida de trabajo por la enfermedad, el 19.4% tuvo que vender una propiedad y el 44.9% tomar préstamos para poder aliviar su situación económica.
Si bien es cierto que el diagnóstico y el tratamiento de la Tuberculosis es gratuito para el paciente afectado; esto no es suficientes para mitigar las limitaciones financieras afrontadas por los grupos vulnerables.
El costo que le representa a una persona enfermar por Tuberculosis en el país ha sido estimado en U$1,362.5 en donde la incapacidad para trabajar es el principal costo (U$ 805.5).
Se evidencia un importante costo directo que son pagados por los pacientes y/o sus familiares, relacionado a un retraso en el diagnóstico, estudios de laboratorios y medicamentos no relacionados a la enfermedad, gastos por hospitalización, pago de transporte para tratamiento supervisado y compra de suplementos alimentarios que representa una media de U$198.00 por paciente.
El énfasis en la justicia social señala la existencia de desigualdades en la sociedad y sus causas fundamentales subyacentes. Dado el papel que juegan los factores socioeconómicos, especialmente la pobreza extrema, en el aumento del riesgo de padecer la infección Tuberculosa y el progreso de la enfermedad, la consecución de la justicia social debe convertirse en un componente clave del control de Tuberculosis.
Si bien es fundamental proporcionar acceso universal a la atención de la Tuberculosis; intentar su control enfocando los esfuerzos sólo con una visión biomédica, no permitirá un control total de la epidemia, se deben abordar respuestas holísticas que proponga intervenciones focalizadas de protección social y que permita disminuir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de los grupos más vulnerables; solo con un verdadero enfoque incluyente de los determinantes sociales claves se podrá llegar a un control total de la enfermedad.
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